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viernes, 22 de octubre de 2010

CARTONES





Alianza con la derecha: ¿pragmatismo o ideología?*

Gabriela Rodríguez
México DF, octubre 22 de 2010.
No creo que exista en la elite política actual ningún personaje totalmente pragmático, y menos, alguno cuya ideología oriente totalmente sus decisiones. Antes que nada porque esta última posición sería un acto de gran ingenuidad; en segundo lugar, porque confirmaría una vocación de perdedor que a nadie beneficia. Pero hay un riesgo en quienes toman al pragmatismo como única pauta, quienes valoran los efectos prácticos de sus acciones como único criterio de verdad pueden perder la ética política y abandonar el sustento ideológico de sus partidos.
La contienda electoral de Brasil muestra con claridad la manera en que los candidatos pueden traicionar principios para ganar preferencias electorales. Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores, tuvo que cambiar su posición sobre el aborto para ganar votos en la segunda vuelta; hace algunos años se había pronunciado en favor de su despenalización pero ahora su discurso se tornó moralista y muy parecido al de José Serra, su principal contendiente de la derecha; ella ahora llegó a calificar el aborto inducido como un acto de violencia contra la mujer.
Sin ser el más sustancial, el tema del aborto es quizá uno de los asuntos más tangibles que diferencian la posición política en el espectro izquierda–derecha, en virtud de que un verdadero compromiso con la superación de las desigualdades sociales no puede negar el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos, en tal caso se estarían traicionando los intereses de la mitad del pueblo mexicano (mitad son mujeres y, más o menos la mitad de gente aprueba el derecho a decidir).
Una nueva visión del mundo desde la izquierda exige además asumir que nuestra conciencia e ideas se mueven de acuerdo con los actuales límites históricos del mundo material, este que está dominado por la derecha, y que está en los principios del PAN, del PRI, del Verde, del Panal, y por desgracia, en representantes que se han infiltrado en todos los partidos: políticos subordinados a los dueños del mercado, de los medios y del narco, y que se apoyan en la segunda evangelización de América. Se trata de elites que no están interesadas en crear nuevas relaciones entre los hombres, las mujeres y la naturaleza.
El ejemplo más evidente de pragmatismo está en las actuales alianzas de PAN y PRD. Sus dirigentes olvidan que se trata de ideologías con programas de gobierno opuestos. No dejo de celebrar que en Oaxaca se haya encontrado un candidato cuyo arraigo derrotó el poder de Ulises Ruiz, pero cada territorio tiene lo suyo. Marcelo Ebrard es congruente con la ideología de izquierda cuando apoya la despenalización del aborto por decisión de la mujer y el matrimonio de personas del mismo sexo, así como al defender la laicidad y no temblarle la mano para demandar a Juan Sandoval Íñiguez; sin embargo, él es pragmático al apoyar la alianza de PAN y PRD en el estado de México. AMLO fue pragmático al rechazar la legislación sobre sociedades de convivencia, lo cual no le generó apoyo de la jerarquía eclesial pero sí desilusión por parte de la comunidad LGBTI; sin embargo, mostró congruencia en su política social, en los mandos de su gobierno y al instrumentar los primeros servicios de aborto legal en el DF en 2000. Hoy su coherencia está al posicionarse en contra de la alianza de PAN y PRD en el estado de México, aunque probablemente aplique alguna lógica pragmática en la entidad con mayor tamaño poblacional (y electoral) del país. Su ideología de centro izquierda es clarísima en el proyecto alternativo de nación que somete a consulta ciudadana; llamo aquí la atención en el primer punto: es necesario aplicar una ética política. “La vida pública ha sido corrompida por la subordinación de los políticos a los intereses del mercado (incluye el mercado de drogas, supongo) y de los potentados. La corrupción, la demagogia, el corporativismo, el clientelismo, el paternalismo y el autoritarismo son prácticas perversas de la política. Impulsaremos una forma de vida donde cada mujer y cada hombre –sin importar condición social, étnica, creencias o preferencias sexuales– valga por su trabajo, sus acciones solidarias, su fraternidad, su lealtad a las normas de convivencia y sus aportes al bienestar de la sociedad; una sociedad en la que prevalezcan la dignidad, el honor, la ética y la búsqueda de la felicidad”.
Se vale que los candidatos de la izquierda tengan opiniones distintas y que cada uno gane apoyo para su propia candidatura, en especial porque ellos, junto con Cuauhtémoc Cárdenas, representan el mayor mérito de la izquierda mexicana: 13 años de un gobierno ejemplar en el Distrito Federal. Esperamos que ambos van a respetar el proyecto ideológico, van a defender el estado de bienestar y van a cumplir su palabra: ceder el lugar al mejor posicionado el próximo año (como hizo Heberto Castillo en 1988) e ir como equipo con una sola candidatura para la contienda de 2012.
grodriguez@afluentes.org
*Texto publicado en el periódico La Jornada el viernes 22 de octubre de 2010 y reproducido en NotieSe con autorización de la articulista.

Esgrimen objeción de conciencia opositores a matrimonio igualitario y aborto terapéutico

  • Sin embargo, el Estado debe garantizar el acceso a derechos, coinciden activistas
  • Centro Latinoamericano de Sexualidad y Derechos Humanos
    Foto: CLAM
    Córdova, Argentina, octubre 21 de 2010.
    La objeción de conciencia es esgrimida por sectores reaccionarios para negar el acceso al matrimonio igualitario y al aborto terapéutico. Juristas y organizaciones sociales advierten que los ciudadanos pueden objetar, pero los funcionarios del Estado deben garantizar la aplicación de la ley.
    La nueva ley de matrimonio igualitario ha suscitado en Argentina reacciones de funcionarios públicos que acuden a la figura de la objeción de conciencia como recurso para impedir que las parejas del mismo sexo accedan a sus derechos. El caso más resonante fue el del Director del Registro Civil de la provincia de Córdoba, Lorenzo Gatica, quien distribuyó un instructivo que autorizaba a funcionarios públicos a incumplir la ley de matrimonio igualitario si alegaban que la celebración de estas uniones estaba en contra de su moral privada. En el documento, Gatica argumentaba que la Constitución provincial considera “inviolables” la libertad religiosa y de conciencia.
    El accionar del funcionario puede ser leído a la luz de un debate que ganó virulencia durante las discusiones en torno a la ley de matrimonio igualitario: la laicidad del Estado versus la moral religiosa. Frente a esta situación, letrados cordobeses interpusieron una demanda contra Gatica por incumplimiento de los deberes de funcionario público y abuso de poder. La abogada Natalia Milisenda, representante de la organización LGBT Devenir Diverse que presentó la demanda, explicó en entrevista con el CLAM que el artículo 42 de la ley de matrimonio igualitario prohíbe expresamente que cualquier otra norma pueda ser interpretada o aplicada “en el sentido de limitar, restringir, excluir o suprimir el ejercicio o goce de los mismos derechos y obligaciones” a personas tanto de diferente como del mismo sexo que buscan tener su unión reconocida legalmente.
    En la opinión de juristas consultados por el CLAM, el punto clave a tener en cuenta acerca de la figura de la objeción de conciencia es que la misma opera como resguardo cuando un ciudadano está obligado frente a la generalidad del Estado (como sería el caso, por ejemplo, de someter su cuerpo a intervenciones médicas o de integrar las fuerzas armadas). En cambio, una persona nombrada como representante del Estado para determinadas funciones, al ejercerlas está obligada a acatar lo que dictamina la ley. No tiene la capacidad de objetar como particular. Cumplir la ley es su obligación y objetarla, en todo caso, lo inhibiría de permanecer en sus funciones.
    “Un testigo de Jehová, por ejemplo, si tiene que jurar al recibir un título universitario, puede aducir objeción de conciencia, pero quien le toma juramento no puede recurrir a la misma figura, ya que está actuando como representante de un Estado que tiene esta práctica instituida”, señala Milisenda. “Del mismo modo, nadie está obligado a casarse, pero todo funcionario tiene la obligación de efectuar la ceremonia para quien decida hacerlo, justamente porque este es su deber. El funcionario es el Estado actuando, por lo tanto, si se niega a aplicar la ley, jurídicamente es el propio Estado el que está incurriendo en una falta”, puntualizó la abogada.
    El constitucionalista Andrés Gil Domínguez, en un documento donde analiza la aplicabilidad de esta figura, explica que la obligación de los funcionarios del Estado a cumplir la ley es la única garantía de los derechos de los ciudadanos. Por otra parte, afima que la objeción de conciencia de un funcionario implica “un desprecio por parte del propio Estado, en una suerte de esquizofrenia normativa y simbólica inaceptable, del valor moral de la democracia como un procedimiento a partir del cual se construyen posiciones éticas de convivencia pacífica en una sociedad de distintos. El funcionario público, más allá de su rol, como sujeto moral partícipe del debate colectivo, tuvo la oportunidad de exponer sus argumentos a través de los mecanismos pertinentes y estos no tuvieron la suficiente contundencia para convencer al resto de la sociedad. El funcionario abusaría de su puesto para lograr, con el ejercicio tergiversado de la objeción de conciencia, aquello que no pudo obtener mediante la disuasión argumental”.
    El último punto es un elemento importante en la demanda por abuso de autoridad que también pesa sobre Gatica. La misma se ha configurado, según Milisenda “en el momento en que el director del Registro Civil se auto-otorgó funciones de un legislador nacional, al pretender legislar sobre la objeción de conciencia”.
    Para la Federación Argentina LGBT –FALGBT, la provincia de Córdoba es una arena estratégica, al marcar pautas respecto al actuar público en todas las provincias del centro-norte del país. Por este motivo las organizaciones sociales actuaron en el plano legal con prontitud para ayudar a frenar medidas similares a las de Gatica, que se estaban gestando en San Juan, Tucumán, Salta y Entre Ríos. “El Ministro de Justicia defendió nuestra posición contra la medida de Gatica y declaró que garantizará el cumplimiento de la ley nacional”, asevera Milisenda.
    La interpretación del investigador Juan Marcos Vagionne sobre la objeción de conciencia brinda una lectura más global, al situar la respuesta del civil y estatal como “la manifestación del éxito del feminismo y del movimiento por la diversidad sexual al mover las fronteras de la legalidad y de la legitimidad de cuestiones como el aborto y los derechos de las personas y parejas LGBT en la región”. En la ciudad de México, por ejemplo, no existe la figura de la objeción de conciencia para la celebración de matrimonios de parejas del mismo sexo ni de uniones en sociedad de convivencia, ni tampoco para los pactos civiles de solidaridad signados en el estado de Coahuila, y hasta la fecha ningún funcionario ha intentado exigirla. El Colegio de Abogados Católicos, la Iglesia y el Partido Acción Nacional (PAN) se han declarado a favor de hacerlo. El Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el DF hizo propuestas al respecto, pero no prosperaron.
    En palabras de Vaggione esta figura “surge como una estrategia del activismo religioso conservador para oponerse a los derechos sexuales y reproductivos frente a los logros del feminismo y del movimiento por la diversidad sexual. Una vez que estos movimientos son exitosos no sólo al incluir en la agenda pública la sexualidad y la reproducción sino incluso al lograr reformas legislativas a favor de los derechos sexuales y reproductivos, la objeción de conciencia es una estrategia política que apunta a vaciar de legitimidad a derechos ya sancionados”.
    En relación con los reconocimientos a las parejas del mismo sexo, un documento firmado por el actual Papa, Joseph Ratzinger, cuando era Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe sostiene que una vez reconocidos derechos a las parejas, “cada cual puede reivindicar el derecho a la objeción de conciencia” en la “cooperación material en el plano aplicativo” (Consideraciones acerca de los proyectos de reconocimiento legal de las Uniones entre Personas Homosexuales). Sin embargo, este tipo de reivindicaciones pueden ser apeladas por sujetos privados y no, como explicaron los juristas consultados, por sujetos en el ejercicio de su labor como funcionarios públicos. La filósofa y especialista en bioética Cristina Donda, distingue la figura del objetor de conciencia de la del desobediente civil. Para Donda, una de las diferencias centrales reside en el carácter privado o público de la oposición a determinada normativa. La desobediencia civil, explica, es una acción pública y abierta, un acto dirigido a persuadir a la mayoría de la sociedad acerca de la existencia de una injusticia. Esta se materializa en el intento de sustitución de algún aspecto de la legislación o de la política gubernamental, por más que el desobediente “no se vea involucrado personalmente en la misma”. A partir de esta distinción, el accionar de Gatica y de quienes en otras provincias impulsaban la objeción de conciencia se acerca más a la figura de desobediencia civil, al oponerse públicamente a la normativa dictada por el Estado nacional.
    Aborto: el próximo debate
    El debate en relación con la objeción de conciencia frente a la aplicabilidad de la ley de matrimonio civil parece estar zanjado. Sin embargo, la discusión de un nuevo proyecto sobre Salud Sexual y Reproductiva que incluya en su articulado el derecho al aborto, continúa la batalla librada desde hace casi una década frente a la implementación del Programa Nacional de Salud Reproductiva. La disyuntiva entre objeción de conciencia y el cumplimiento del deber de funcionario público es uno de sus puntos centrales.
    Angélica Peña, integrante de Católicas por el Derecho a Decidir (CDD) e investigadora de la Secretaría de Ciencia y Técnica (SECyT), señala que los programas nacional y provincial de salud reproductiva en Córdoba han sido sometidos a un intenso proceso de judicialización. Peña afirma que Córdoba “es la provincia que más juicios tiene en contra de esa política pública. En la mayoría de los casos se ha fallado a favor de la postura de Portal de Belén (grupo pro-vida), lo que habla a las claras de la postura ideológica de muchos jueces. El programa nacional tiene 14 demandas, 6 de las cuales se interpusieron en Córdoba con relación a la educación sexual en las escuelas, la contracepción de emergencia y, principalmente, contra la consejería para adolescentes. Esto funciona como una barrera al momento de querer implementar este tipo de políticas”.
    A diferencia del Programa Nacional de Salud Reproductiva, el de Córdoba contempla la elaboración de una lista de profesionales de la salud objetores frente a la aplicación de métodos contraceptivos en el sistema público. “Nosotras sabemos que hay un alto número de profesionales de la salud que serían objetores de conciencia, pero no se han inscripto como tales en el registro que lleva la provincia. Frente a esto tenemos la duda sobre si esta es una objeción concreta, o si lo es sólo en el ejercicio de sus funciones como médicos en hospitales públicos, y que desaparece a la hora de tener que realizar alguna intervención en sus clínicas privadas” explica Gladis Ponte, profesora de la cátedra de ginecología y obstetricia de la Universidad Nacional de Córdoba, UNC, y también integrante de CDD.
    Ponte comenta que en el servicio de ginecología y obstetricia de la UNC existe un listado de objetores, elaborado con el fin de “saber con qué profesionales contamos para realizar este tipo de intervenciones. Sin embargo, en otros servicios públicos se ponen barreras totalmente arbitrarias que les imposibilitan a las mujeres el acceso a los métodos contraceptivos, fundamentadas en concepciones subjetivas de cada profesional, que se alejan de lo que dictamina la ley”.
    En la provincia de Santa Fe se creó recientemente un listado similar, con el objetivo de disminuir las barreras al ejercicio de los derechos. Tal fue el caso de Ana María Acevedo, quien estaba embarazada y padecía de cáncer. El comité de bioética encargado de dictaminar si el embarazo era incompatible con un tratamiento de quimioterapia le negó la posibilidad de interrumpir su embarazo, por cuestiones religiosas. El dictamen indicaba que en ninguna parte del territorio de dicha provincia se le realizaría un aborto. A diferencia de lo sucedido en Córdoba, en Santa Fe se inscribieron numerosos médicos en la lista, lo que puso en alerta al sistema de salud, ya que de este modo corre peligro la posibilidad de brindar el servicio.
    Esta situación trae una vez más a discusión el modo en que puede ser utilizada la figura de la objeción. El Estado es el garante de la aplicación de la práctica médica, por lo tanto, asegura Ponte, los médicos “pueden ser objetores en su casa pero no en el sistema público, ya que son funcionarios que deben cumplir la ley. De lo contrario, incurrirán en incumplimiento de los deberes de funcionario público. Muchos de los que se declaran objetores lo hacen porque temen ser juzgados por alguna cosa y no porque estén moralmente en contra del uso de determinados métodos. Sin embargo, no se dan cuenta de que en realidad pueden ser juzgados por no atender la solicitud de las mujeres, es decir por no cumplir la ley”, continúa.
    Vaggione recuerda que el recurso a la objeción de conciencia ha sido una estrategia impulsada por el Vaticano, que se ha implementado posteriormente y de distintas maneras a nivel nacional. “Son diversos los documentos del Vaticano en esta dirección, pero para mí el más interesante es la encíclica Evangelium Vitae, que puede ser leída como una reacción a los avances logrados en las Conferencias de El Cairo (1994) y Beijing (1995). Frente al avance internacional que implicaron ambas conferencias, el Papa Juan Pablo II dictó en 1995 una encíclica protegiendo el derecho a la vida y llamando a la población a oponerse a leyes favorables al aborto o a la eutanasia mediante la objeción de conciencia”, puntualiza el investigador cordobés.
    Para las integrantes de Católicas por el Derecho a Decidir, la objeción de conciencia también queda solapada en la opinión de los profesionales médicos, que se basa en un mandato paternalista sobre quiénes están capacitadas para solicitar esta práctica. “El problema es que en los servicios públicos para realizar esta intervención piden requisitos adicionales que no figuran en la ley, como el consentimiento escrito del esposo, la intervención de un juez, haber tenido una determinada cantidad de embarazos o que la paciente tenga una edad mínima”. En Río IV, ciudad del interior cordobés, en el año 2008 el servicio de ginecología de un hospital público redactó el Consenso de razonabilidad para ligaduras tubarias. Este documento decretaba que para acceder a este procedimiento contraceptivo las mujeres debían haberse practicado por lo menos tres cesáreas y tener como mínimo 35 años. La ley dictamina que toda mujer mayor de edad está capacitada para solicitar la contracepción, ya sea por ligación tubaria, píldoras anticonceptivas (incluida la del día después), o algún dispositivo intrauterino. “Obviamente este Consenso de Río IV escapa completamente a la ley, y fue necesario que lo lleváramos a conocimiento de los medios para que el Ministerio de Salud de la provincia tomara cartas en el asunto” subraya Gladys Ponte.
    El argumento utilizado por los médicos de Río IV deja entrever otra arista del problema: para muchos profesionales de la salud las mujeres son seres reproductivos y la decisión de no querer serlo entra en conflicto con los criterios paternalistas de muchos médicos, que no conciben el hecho de que haya mujeres que tomen la decisión de no tener hijos. “Por este motivo nosotras apuntamos a la formación de los profesionales en temas de género y salud sexual y reproductiva, creemos que esta es una de las pocas vías posibles para poder acercarlos lentamente a otras perspectivas de abordaje”, argumenta Peña.
    En otros países de América Latina la situación no es muy diferente. En Colombia se ha aclarado permanentemente que la objeción de conciencia es personal y no institucional. Sin embargo, sectores conservadores quieren pasar por alto el cumplimiento de la ley respecto a medidas como el aborto. Recientemente el procurador Alejandro Ordóñez presentó un proyecto de ley para garantizar el derecho de objeción de conciencia en el ámbito médico-sanitario, educativo y en el ejercicio de las funciones públicas. El proyectó surgió luego de que la Corte Constitucional de ese país le negara al magistrado la anulación de la tutela T. 388, que ordena la inclusión de información sobre las circunstancias de aborto legal dentro de las campañas de derechos sexuales y reproductivos.
    En la ciudad de México existe la figura de la objeción de conciencia respecto a la práctica del aborto. No obstante, el gobierno local mantuvo la postura de que en caso de que existiera algún médico que se negase a practicar abortos, el propio gobierno debe garantizar el servicio sin excusas ni distinción. El artículo 16 BIS 7 de la Ley de Salud del DF expresa: "Los prestadores de los servicios de salud a quienes corresponda practicar la interrupción del embarazo en los casos permitidos por el Nuevo Código Penal para el Distrito Federal, y cuyas creencias religiosas o convicciones personales sean contrarias a tal interrupción, podrán ser objetores de conciencia y por tal razón excusarse de intervenir en la interrupción del embarazo, debiendo referir a la mujer con un médico no objetor. Cuando sea urgente la interrupción del embarazo para salvaguardar la salud o la vida de la mujer, no podrá invocarse la objeción de conciencia. Será obligación de las instituciones públicas de salud garantizar la oportuna prestación de los servicios y la permanente disponibilidad de personal no objetor de conciencia en la materia”.

    Crea el Vaticano comisión para atender a víctimas de legionarios

    Las responsabilidades del fundador no pueden ser transferidas a la congregación: delegado

    Crea el Vaticano comisión para atender a víctimas de legionarios

    Velasio de Paolis: se conformará otro grupo de trabajo para analizar el reglamento de la orden

    Notimex
    Periódico La Jornada
    Viernes 22 de octubre de 2010, p. 40

    Ciudad del Vaticano, 21 de octubre. El delegado papal ante la Legión de Cristo, Velasio de Paolis, anunció el establecimiento de una comisión interna para atender a personas que eleven reclamos contra el instituto religioso, entre ellos las víctimas de Marcial Maciel.

    En una carta remitida a todos los miembros de la Legión, el enviado pontificio hizo una serie de precisiones sobre su labor y anticipó la conformación de otro grupo de trabajo que analizará la constitución de la orden, es decir su reglamento interno.

    Se proyecta la necesidad de una comisión de acercamiento de quienes, de diversas maneras, elevan pretensiones en relación con la Legión y de una comisión para los problemas de orden económico, indicó De Paolis en la carta difundida en Roma este jueves.

    El texto, de siete páginas y con fecha 19 de octubre, dio un espaldarazo a los actuales superiores de la congregación, a quienes pareció exonerar de haber conocido los crímenes cometidos por el fundador, cuyas culpas, dijo, no pueden trasladarse a sus seguidores.

    La mayor parte de los legionarios, ante la situación del fundador, ha reaccionado positivamente. La Legión ha sido aprobada por la Iglesia y no puede no ser considerada como una obra de Dios. Las responsabilidades del fundador no pueden ser transferidas a la congregación, argumentó.

    De Paolis reconoció que algunos legionarios consideran que sus actuales superiores no podían desconocer las culpas de Maciel y, al callarlas, habrían mentido, pero agregó que “el problema no es tan simple.

    Las distintas denuncias publicadas en diversos medios desde los años noventa eran bien conocidas, también para los superiores de la congregación, aceptó.

    “Pero otra cosa –agregó– es tener las pruebas de lo fundado de tales denuncias y más todavía la certeza de ellas. Ésta llegó sólo mucho más tarde y gradualmente. Se impone la exigencia de rencontrar la confianza, para la necesaria colaboración”.

    En otra parte de la misiva, De Paolis ofreció un apoyo abierto al director general, Álvaro Corcuera, y al vicario, Luis Garza Medina, al aclarar que la Legión no fue puesta bajo la autoridad de un comisario, sino de un delegado que acompañará la renovación.

    Explicó que en el decreto de su nombramiento se reconoce y confirma a los superiores actuales quienes son la primera instancia para tratar los problemas de la Legión y pidió a todos los religiosos a dirigirse con ellos para expresar sus inquietudes.

    Ellos, subrayó, deben organizar, estimular, suscitar y comprometer a todos, activa y ordenadamente, en esta renovación que deberá concretarse en la realización de un Capítulo Extraordinario, una asamblea general donde se decidirá el futuro.

    Según el delegado pontificio de este Capítulo, que debería llevarse a cabo dentro de dos o tres años, deberá salir un nuevo texto de reglamento interno que debería someterse a la aprobación de la sede apostólica.

    Además invitó calurosamente a todos los legionarios a abandonar sospechas y desconfianzas y a obrar concretamente para el bien de la congregación, sin quedarse en el pasado y sin alimentar divisiones.

    De hecho en varias partes de la carta, el enviado papal alertó contra el peligro de la división interna a causa de un posible “actuar arrebatado.

    Si proceden unidos y respetándose unos a otros, el camino será expedito y seguro; si nos dejamos llevar por la voluntad de prevalecer, y de imponer las propias ideas contra los demás, el naufragio es cierto, advirtió.

    La misiva reveló también que muchos legionarios quisieran agilizar los tiempos de la renovación, pero les solicitó tener paciencia.

    Informó que en semanas recientes muchos sacerdotes han expresado sugerencias, perplejidades, dudas y dificultades, sobre la reglamentación, el ejercicio de la autoridad y el nombramiento de superiores o cambios.

    Afirmó que el clamor mediático en torno a Maciel y sus delitos ha provocado una disminución en el número de aspirantes a ingresar en la congregación, mientras algunos sacerdotes han expresado su voluntad de abandonar la misma.

    No se puede negar que no pocas cosas se han de cambiar o mejorar tras una seria ponderación; otras, y son las fundamentales, acerca de la vida religiosa y sacerdotal, se han de conservar y promover, señaló.

    De Paolis dedicó también una parte de su carta a abordar el tema del carisma, el espíritu de los legionarios de Cristo, el cual –por petición del papa Benedicto XVI– se debe modificar.

    En este sentido recordó que la Iglesia ha emprendido una nueva evangelización y por ello El Vaticano ha establecido un consejo pontificio para ello. Pienso que la congregación encuentra precisamente en este campo su espacio de servicio, insistió.

    El choque provocado por las acciones del fundador fue de un impacto terrible, capaz de destruir la misma congregación, como, por lo demás, tantos vaticinaban. En cambio ella no sólo sobrevive, sino que está casi intacta en su vitalidad, sostuvo.

    A mí me parece que se puede y se debe esperar en positivo camino de renovación. Hay en el horizonte muchos signos que hacen pensar en una meta positiva al término del camino, sentenció.