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viernes, 7 de mayo de 2010

Por comprar en Famsa, deuda de 600 pesos creció en seis meses a 22 mil

Un despacho de cobranzas retuvo a la hija de una clienta para hacerla firmar pagaré

Por comprar en Famsa, deuda de 600 pesos creció en seis meses a 22 mil

Me dijeron que iban a embargar mi casa, que cuidara a mi familia, revela la afectada

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Gloria Berenice Núñez Nava vive en una casa de dos cuartos con su madre y su hijaFoto Cristina Rodríguez
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Gloria Berenice Núñez muestra el documento que la obligaron a firmar, en el que se compromete a pagar casi 9 mil pesos por un teléfono celularFoto Cristina Rodríguez
Rocío González Alvarado
Periódico La Jornada
Viernes 7 de mayo de 2010, p. 37

A Gloria Berenice Núñez Nava le salió caro comprar a crédito un teléfono celular en Famsa. Su adeudo de 600 pesos no sólo creció hasta 22 mil pesos en un lapso de seis meses, sino que al ser canalizada su deuda a un despacho de cobranza fue víctima del nuevo método que utilizan esos bufetes para amenazar a los deudores: privación de la libertad.

A los operadores del Consorcio Jurídico no les bastó el tradicional acoso vía telefónica, sino que la mantuvieron encerrada dos horas, e incluso amenazaron con quitarle a su hija de año y medio de edad si no firmaba una carta compromiso de pago.

En principio las llamadas telefónicas sorprendieron a Gloria Berenice, porque el celular que compró lo pagó en dos quincenas, aunque la oferta incluía pequeñas mensualidades hasta un año. Me dieron los recibos y firmé la liquidación. Guardé un tiempo los papeles, pero después hice limpieza y los tiré, no pensé que fuera a tener algún problema.

Esa, admite, ha sido la peor tontería que hizo. Desde el jueves de la semana pasada comenzaron las amenazas por teléfono a todas horas. Les expliqué que ya había liquidado mi cuenta y pidieron que fuera a sus oficinas a aclararlo.

De Olivar de los Padres, en la delegación Álvaro Obregón, se trasladó el viernes hasta Ciudad Nezahualcóyotl, en el estado de México, pero no encontró la dirección. Regresó al día siguiente, con su madre y su hija.

Habilitada con mesas y sillas de plástico, una casona vieja en avenida Golondrinas 38, colonia Benito Juárez, sirve de centro de operaciones al despacho. Una joven y tres individuos, de los cuales uno se identifica como abogado, tienen como trabajo amedrentar a los deudores.

El licenciado me empezó a decir que me iban a embargar mi casa, que cuidara mucho a mi familia, que ellos iban a venir y tomar represalias. Que no me dejarían salir. Me espanté, pero les dije que aunque quisiera no podía pagarles.

Dos horas y no hubo argumento que los convenciera. Al contrario, aprovecharon que la mamá de Berenice se distrajo para quitarle a la niña que traía en brazos. A ver cómo le haces, pero si no firmas, no te la entregamos, amenazaron.

Me solté a llorar, mi hija se despertó y se empezó a inquietar. Uno de ellos le gritó. Ya no pude más y accedí a firmar lo que querían, relata.

Es un compromiso extrajudicial de liquidación de cuenta, en la que Berenice se comprometía a pagar el primero de mayo ocho mil 921 pesos, de los 22 mil 125 pesos de su adeudo, pues el resto se le condonaría de cumplir puntualmente.

De lo contrario, está obligada a pagar gastos de cobranza, intereses acumulados y enfrentar un juicio por incumplimiento, que puede llevar al embargo.

Berenice vive apenas con lo necesario, tiene como vivienda dos pequeños cuartos, en los que apenas es posible caminar, y sobrevive con el sueldo que obtiene de armar marcos para cuadros o de hacer la limpieza en alguna casa.

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