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sábado, 2 de junio de 2012

Rechazan comunidades planes ecoturísticos en la Lacandona


Rechazan comunidades planes ecoturísticos en la Lacandona
Análisis de la investigadora Alicia Gómez de la UAM-Xochimilco
Hermann Bellinghausen
Enviado
Periódico La Jornada
Sábado 2 de junio de 2012, p. 20
San Cristóbal de las Casas, Chis., 1º de junio. Según documenta un estudio reciente, las comunidades zapatistas del norte de la selva Lacandona, desde su resistencia, se oponen a los proyectos ecoturísticos en la región, lo mismo que a los monocultivos y las agroindustrias, a los agrotóxicos, la bioprospección (de los biocoyotes), y perciben los programas sociales del gobierno como estrategias para dividir a las comunidades y enajenar sus tierras y medios de subsistencia. El estudio concluye que los campesinos autónomos poseen clara conciencia del deterioro de la selva y un compromiso con el cuidado y la restauración del medio ambiente desde las comunidades.
No, eso del ecoturismo no sirve. Pura mentira que es ayuda para indígenas. Yo fui a Chajul, allá por Benemérito de las Américas, y hay uno de esos proyectos. Pero la gente está bien jodida, porque ya no tienen ni tierras. Dicen que no destruyeron la selva, pero mentira, yo vi que sacaron muchos árboles y que cuando cruzan la laguna es en una lancha que deja muy sucia el agua, también luego los que llegan a ese como hotel se llevan animales y plantas. El ecoturismo es sólo para beneficiar a los gringos que están con el mal gobierno, que quieren llevarse las riquezas y la quieren privatizar para que ya no sea de las comunidades.
Con base en testimonios como este, la investigadora Alicia Gómez Bonilla, de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Xochimilco, realizó un análisis sobre Visiones y sentires sobre el deterioro ambiental (2011) de las bases de apoyo zapatistas en el municipio autónomo Ricardo Flores Magón. Tras varios años de observación directa, Gómez Bonilla encontró que para los zapatistas los problemas ambientales son causados directa o indirectamente por las políticas gubernamentales, y su consecuencia es una disminución de la calidad de vida. También, que el manejo sustentable es un punto importante para garantizar la autonomía del municipio zapatista.
El estudio, que se basa en laspercepciones ambientales de la sociedad zapatista, y en la observación de sus prácticas agrícolas y de relación con el entorno natural, encontró que la bioprospección promovida por los conservadores profesionales de la selva, según los pueblos no aporta nadaes una falta de respeto y un robo del conocimiento de las comunidades, quesólo beneficia a las empresas farmacéuticas.
Los monocultivos impulsados por el gobierno, así como las fumigaciones del programa Moscamed, dañan la naturaleza; el segundo ha sido utilizado como parte de la contrainsurgencia. Los zapatistas también consideran que los incendios, que en años pasados afectaron la selva, fueron provocados por paramilitares (el gobierno les pagó por hacerlo). La idea de destruir la montaña era dejar sin esos recursos a las bases de apoyo y debilitar la resistencia. Otros responsables del fuego fueron los militares, quienes a propósito quemaron la montaña con el pretexto de buscar a los zapatistas, escribe Gómez Bonilla.
Un sentimiento común de los entrevistados es que es injusto culpar a los pueblos del deterioro ambiental.Dicen mucho que los pueblos destruyen la selva, que talan, que cazan, y con ese pretexto quieren quitarnos nuestras tierras y mandarnos a otro lado, pero a los finqueros no les dicen nada, aunque son ellos quienes talaron la selva, expresa otro testimonio. Para los campesinos de mayor edad, los proyectos (de conservación) del gobierno son una contradicción, ya que durante muchos años promovieron el desmonte.
Otro problema que documenta el estudio es el deterioro del suelo por uso agrícola, y muy especialmente por el empleo de agroquímicos, que en el Flores Magón prácticamente no existe. Los indígenas empezaron por rechazarlos por venir del gobierno, pero con el tiempo descubrieron que era mejor no usarlos, dañan la tierra y nos hacen dependientes; es como una droga. En lo que resulta algo más que una metáfora de la política gubernamental, un zapatista apunta: Los priístas, cada que siembran necesitan más y más. Lo contrario de la autonomía y la sustentabilidad

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