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sábado, 5 de octubre de 2013

Sigue la búsqueda de familiares en el suelo endurecido de La Pintada

Sigue la búsqueda de familiares en el suelo endurecido de La Pintada
Héctor Briseño
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 5 de octubre de 2013, p. 3
Acapulco, Gro., 4 de octubre.
Orlando Castorena García, de 32 años de edad, está de pie sobre un montículo de lodo acumulado en la cajuela de un automóvil Sentra, azul metálico, que continúa sepultado por el deslave de La Pintada, en la parte alta de Atoyac, acompañado de Mario Flores García y Agripino Flores García; los tres buscan a ocho personas: madres, hermanos, sobrinas, sobrinos, cuñados, yernos, suegros. El dolor alcanzó a tres generaciones.
Sólo después de 15 días del alud, ocurrido el 16 de septiembre, Orlando García pudo viajar desde Chilpancingo, donde fue en busca de trabajo, hasta la sierra de Atoyac, pasando primero por los refugios de damnificados en Acapulco, en busca de su madre, de quien se enteró al arribar a La Pintada que el lunes pasado la acababan de enterrar en el viejo cementerio.
Quería encontrar a mi madre aunque fuera lesionada. Ustedes me ven que estoy aquí, pero estoy destrozado. Quiero despertar y que me digan que esto es una pesadilla, dijo Orlando.
Sólo pido a los que están aquí que me ayuden a soportar el dolor si encontramos a mi sobrina de nueve años, y que la tapen con una sábana, porque no quiero recordarla así, quiero recordar a mis familiares como eran, implora junto a un grupo de soldados que extrae lodo de lo que fue la cocina y un pasillo de su casa en La Pintada.
Aquí había un corralito, gallinas, la casa. Perdimos todo nomás así. Lo que yo deseo es algo imposible, no se puede... Se siente horrible.
A unos metros de ahí, los familiares de Nancy Ruth, morena de ojos claros que se recupera de una lesión del pie derecho en el polideportivo Renacimiento de Acapulco, fueron a La Pintada desde Zihuatanejo para comenzar su propia búsqueda de cinco familiares, además de su madre y su padre, a quienes ya localizaron. Pero el esfuerzo es inmenso, por lo que decidieron regresar a Azueta para reorganizarse.
El suelo se está endureciendo; ya encontramos a dos pero hay cinco más, ellos vinieron de vacaciones a La Pintada, todos son jóvenes, explicaron miembros de las familias Castrejón Borje y López Castrejón, quienes unieron su esfuerzo.
Magdaleno Gómez explicó que perdió a su hermano, a una cuñada y una sobrina.
Los Topos explicaron que el miércoles pasado fue rescatado el cadáver de Benito Reyes Catalán, era un hombre muy querido de la comunidad, que cuando vio que venía el deslave tuvo un momento de lucidez y aventó a su hija y a su esposa hacia dentro de la casa y las salvó, pero él ya no pudo salir.
Los cuerpos de las primeras personas que fueron rescatadas en La Pintada han sido enterrados en dos cementerios de la comunidad, y otros trasladados a Atoyac

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